En el final del quinto set, los pibes de la selección albiceleste se quedaron con el pase.
Con un final casi de película, la Selección Argentina derrotó a su par checo por 3-2 (22-25, 25-22, 25-17, 22-25, 15-13), y así se metieron entre los mejores cuatro del mundo. Ahora, como en Túnez 2019, irán por una medalla.
En esta segunda fase, Argentina venía de perder ante Italia y de ganarle a Bélgica. Por su parte, República Checa tuvo resultados inversos, ya que superó a los belgas y fue derrotada por los italianos.
Para este encuentro, Martín López decidió sacar a Aloisi y poner a Urchevich en el armado. Los argentinos comenzaron el partido con algunos altibajos, pero una ráfaga de desatenciones checas hizo que el partido se equipare. El bloqueo argentino, si bien era bueno, la pelota quedaba sucia en cancha propia, y esto desordenaba al equipo. Además, la falta de comunicación en las defensas en el fondo, hacía que Armoa y el armador choquen permanentemente cuando éste último era zaguero.
La primera defensa argentina seguía floja, y en la cancha se escuchaban los gritos del entrenador. «Cubrilo, cubrilo«, decía López a sus jugadores, haciendo referencia al momento siguiente al bloqueo. Cuando el rival comenzaba a aprovechar las falencias albicelestes, éstos mejoraron su juego y corrigieron los errores, el partido se ponía 23-21. La contundencia del bloqueo de República Checa hizo que se lleven el primer set.

Ya en el segundo, Argentina comenzó abajo en el marcador y no le encontraba la vuelta al bloqueo propio, aunque usando al del rival pudo sumar. La aparición del ataque central de Agustín Gallardo le dio un breve respiro a la albiceleste, aunque no por mucho porque la diferencia seguía a favor de República Checa. El líbero rival estaba muy atento y preciso, un espejo inverso de lo que pasaba en la defensa del conjunto nacional, en donde había desorganización.
Llegaban los problemas
El conjunto albiceleste buscó equiparar el set con los saques cortos de Gallardo, pero el rival estaba muy atento a los errores que cometían los de López. No podían mantener una misma rotación por más de tres puntos seguidos, y esto habla de la facilidad del equipo para caer desde lo anímico. El entrenador pedía que los receptores dejen la pelota alta, así la organización sería más sencilla. Así fue, el set se igualó cuando la pelota llegó a la cabeza del armador.
Un punto directo de saque de Armoa parecía que encaminaba la cuestión, pero un ataque desde el centro rival hizo tambalear a los argentinos. El bloqueo seguía sin hacer mucho efecto, pero Argentina peleaba. La desorganización checa favoreció a los argentinos, que aprovecharon esto y se llevaron el set igualando el partido.
El tercer set no empezó preciso
La ofensiva argentina inició desorientada, pero un ataque al fondo metió al equipo en partido. Los errores que se marcaron anteriormente en el bloqueo fueron corregidos, y se notaba en lo anímico. La primera defensa argentina estuvo sólida, y la inteligencia a la hora de definir los puntos fue la clave para que comience a dominar el marcador.
Parecía que República Checa ya le había tomado la mano a la tercera parte, pero a pesar de los grandes esfuerzos defensivos, Argentina siguió arriba. La distribución del juego fue impecable, el armador argentino tenía en claro a quién darle la pelota y en qué momento. A su vez, la atención del resto del equipo para cerrar los puntos, hizo la solidez.
«Para nada bajamos«, decía Martín López a su equipo en un tiempo técnico. Y es que el equipo iba ocho puntos arriba. La clave fue salir rápido después de una pelota perdida para poder seguir sumando. Volvió Aloisi al saque y al armado, y fue ahí cuando el rival lo buscó, ya que recién ingresaba. Había diez puntos de diferencia, y aunque el armador había cambiado, lo que no se alteró fue la inteligencia para distribuir el juego.
El rival se despertó e intentó anular los ataques albicelestes desde el bloqueo, y lo consiguió. Las distancias se acotaban pero los de López reaccionaron a tiempo. La inteligencia del opuesto para definir con un toque, y un saque errado de República Checa, sentenció la tercera parte a favor de Argentina.
El cuarto set que complicó las cosas
La rapidez de los checos en la ofensiva fue contundente en el inicio, pero rápidamente la albiceleste se sobrepuso y aprovechó el saque para complicar la recepción rival. Ambos equipos se hicieron fuertes desde el ataque por la punta zaguera, y Argentina perdió solidez defensiva. Si bien la albiceleste sumaba, no podía acortar la diferencia. La contundencia de Manuel Armoa a la hora de definir por la punta delantera fueron de suma importancia para el equipo, que buscaba llevarse el tercer set para su cuenta.
El partido se calentó cuando Armoa reclamó un punto que no fue cobrado para Argentina, y sus compañeros y cuerpo técnico tuvieron que calmar las aguas. República Checa tuvo un bloqueo casi impecable y fue inteligente para definir los puntos, tuvo set point por cuatro pelotas seguidas y finalmente se llevó el corto por 25-22.
Llegó el tie break
Se sabe que el quinto set es a todo o nada, y más en estas instancias. Por el lado de Argentina, Soria debió salir por una molestia en su pierna, mientras que el set lo ganaban los checos. El bloqueo albiceleste estuvo atento pero impreciso, y el rival aprovechó esto usándolo. El saque de Armoa provocó una freeball, que luego desencadenó en un gran remate suyo y posterior punto para la albiceleste. El triple bloqueo argentino no daba las consecuencias esperadas, y la desorganización fue inminente.
Urchevich saltó solo en posición dos y ganó un punto para Argentina que se caía anímicamente. Los ataques diagonales atrás del líbero daban resultado y los dirigidos por López descontaban, aunque no alcanzaba para liderar el marcador. La presencia de Armoa en el ataque sin dudas que fue lo mejor que tuvo el conjunto albiceleste, porque no solo daba seguridad, sino también contundencia. El match point llegó para Argentina tras un error de saque rival, y con un grito totalmente agónicoco y eufórico, la delegación argentina se llevó el partido.
«Estamos en las semis, oh oh oh oh»

Con Ciro y los persas sonando de fondo, Argentina ganó un partidazo y se aseguró el pase a semifinales del Mundial por haber clasificado en segundo puesto del Grupo E en la segunda fase. Ahora deberá enfrentar a Rusia