En vísperas del Mundial de Rugby en Japón, hoy vamos a hablar del Rugby Subacuático, una disciplina que no tiene nada que envidiar.
El rugby subacuático es un deporte de contacto, donde los nadadores deben hacer goles en la canasta contraria, que se encuentra fija en el fondo de la pileta.
Sus orígenes se remontan a los años 60, en Alemania. Ludwig von Bersuda organizó un juego que consistía en embocar una pelota, llena de agua de mar, en una red debajo de la piscina, muy similar al voley.
Los años fueron pasando, y el deporte modificó sus reglas, y comenzó a ser conocido mundialmente y a tener sus propios campeonatos. Para 1978, la C.M.A.S. (Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas), lo reconoció oficialmente como juego de equipo. Dos años después, se celebraría el primer mundial.
Si bien en nuestro país la F.A.A.S. (Federación Argentina de Actividades Subacuáticas) se encarga de regular las actividades en torno a éste peculiar deporte, los países donde mayormente se desarrolla son Colombia, Venezuela, Estados Unidos y España.
¿En qué consiste?
El rugby subacuático se practica en piscinas de entre 3.5 y 5 metros de profundidad, con dos equipos. Por cada uno, hay 12 jugadores (seis en el agua y seis para los cambios). Los cambios son indefinidos a lo largo del partido. Se necesitan: aletas, tubo, máscara y gorro de waterpolo; se juega en apnea.
Los participantes se dividen en tres posiciones: dos medios (atacantes); dos guardas (defensas) y dos arqueros. La idea es que vayan alternando tres abajo del agua y tres en la superficie (para respirar). Los tiempos de inmersión duran entre 5 y 15 segundos.
Por otro lado, es el único deporte donde los oponentes pueden venir de cualquier dirección: derecha, izquierda, arriba, abajo, atrás o adelante.